Supongo que, como yo, todo el mundo ha oído este dicho más de una vez. Pero ¿alguna vez os habéis parado a pensar en su significado?...
Cuando aparecen las cerezas, lo hacen abundantemente -¡hala, venga!-, sin reparar en gastos. Este año, yo estaba atenta, vigilante, "mmmhhh no me adelantaréis"; en cuanto vi el rojo entre las ramas, allí que me fui con mi cuenco y mi escalera. Me dediqué afanosamente a recogerlas, antes de que los mirlos y Cia me cogieran la delantera. Y fue allí, bajo las ramas, viendo cómo las cerezas más gordas y rojas, eran las que estaban picadas o habían desaparecido(toda una labor de artesanía dejar sólo el hueso y el tallo), que ¡lo entendí! : El que no corre, vuela. Y para confirmarlo, un alegre aleteo y como una risita...No, la risita me la imaginé :-)
Así que corrí todo lo que pude durante una semana y el resultado: Más de 40 botes de mermelada, además de, claro, las que llevo incorporadas ;-)
Ahora ¡a por los nísperos! Esto es un no-parar.
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